CINE Y LITERATURA


Las relaciones de la literatura y el cine han sido muy estrechas y también muy complejas y en algún punto polémicas. Son relaciones maritales viciadas, es decir hay siempre una rémora de tensión en ese vínculo ya que para muchos existe parcial o totalmente una irreductibilidad entre ambos lenguajes. Me propongo discurrir libremente sobre la presencia de algunos textos literarios en el cine. Esto técnicamente recibe el nombre de intertextualidad, ya que en un sentido amplio son dos lenguajes (literario uno y cinematográfico otro) conectados. En este caso particular son las historias de la literatura las que van a nutrir las historias del cine.


Es evidente que desde los inicios mismos del cine, éste se nutrió de diversas manifestaciones culturales más o menos próximas; nadie puede negar la influencia que tuvo la novela realista decimonónica, la novela romántica, el folletín, y formas teatrales como el melodrama y el “music-hall”. Durante décadas los héroes y heroínas del cine fueron “pixelados” según los estereotipos del romanticismo, así teníamos seres intachables y sin fisuras de un lado y deleznables sujetos como antagonistas. Varias son las razones por las que el cine le echa el guante a las obras literarias, enumero algunas: la garantía del éxito comercial apoyado sobre el éxito previo de la obra literaria (la saga Harry Potter es uno de los tantos ejemplos), la necesidad de encontrar nuevos argumentos, el prestigio artístico y cultural que puede proporcionar al film el texto literario (ejemplo de ello son las innumerables adaptaciones de obras clásicas de Sófocles, Shakespeare o Lope de Vega), el acceso al conocimiento histórico que un texto condensa,  también la interpretación personal que un director da a obras emblemáticas (la película de Al Pacino “Looking for Richard” sobre Ricardo III).

Hay diversas formas de intertextualidad literario-cinematográfica. La más evidente es la adaptación del texto para el cine que según la intención del director puede ir desde la puesta en imágenes de la historia que presenta, tratando de ser lo más fiel al libro; hasta su utilización como pretexto para que el director pueda dar a conocer su mirada personal sobre determinado asunto. Ya se sabe que las adaptaciones no siempre dejan conformes a los escritores o al público que quiere ver fielmente el libro en la pantalla. Un especialista en adaptar textos literarios al cine (con fortuna diversa) fue el español Rafael Azcona cuyos guiones están presentes en películas como “La Celestina” o “Los girasoles ciegos”.

Otra forma de intertextualidad suele ser el abordaje que hace el cine del campo de la literatura, así tenemos películas sobre la vida de escritores, sus problemas con la creación, el mundo editorial puede aparecer en ellas, también el argumento se puede centrar en la figura del lector. La simpática “Medianoche en París” de W. Allen puede ser un buen resumen de lo dicho. Puedo agregar “El cartero de Neruda” basada en la novela de Skármeta  y “La historia interminable” (sobre la novela de M. Ende) en la que un niño vivirá una aventura inolvidable al leer un libro mágico.

 Otra manera que establece el cine de interactuar con la literatura es mediante los guiños, las referencias, las citas que en muchos casos revelan la admiración o un homenaje del realizador. Ese procedimiento lo utiliza José Luis Cuerda en su película “La lengua de las mariposas” cuando el viejo maestro le regala al niño un ejemplar de “La isla del tesoro” de Stevenson o la referencia al poeta A. Machado. Y una última forma tiene que ver con la estructura del relato, la manera de contarlo. La ruptura de la narración literaria tradicional en pos de una forma más compleja de contar también es adoptada el cine.

Como ya lo sabemos por Perogrullo, un film proceda del universo literario o toque algunas de sus aristas, no es garantía de ninguna excelencia.


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