COMPROMISO
Entre las diversas acepciones de la palabra "compromiso" figura una fuertemente vinculada a la literatura. "Literatura comprometida " es la frase dichosa. La pregunta que sigue es ¿comprometida con qué o con quién?. La respuesta no es clara ni fácil, pero a grandes rasgos podemos decir, comprometida con lo social. Sin embargo los dilemas no terminan allí, ¿comprometida con la política, con los grupos económicos, con grupos de poder, con una clase social, con determinados sectores de la sociedad? Los interrogantes se multiplican.
Muchas obras literarias de la primera mitad del siglo XX en América Latina, son obras de denuncia de determinadas condiciones sociales. "La vorágine" de J.E. Rivera explora el mundo de los obreros del caucho en la selva. "Los de abajo" de M. Azuela contiene una fuerte crítica a la Revolución Mexicana.
Los ejemplos abundan. Todavía se vivía la euforia de la Revolución Rusa que hacía que los autores latinoamericanos prestaran mucha atención a la situación sociopolítica de sus países.
Después de la mano de Stalin, llegó el "Realismo Socialista" del que han sobrevivido muy pocas obras. Desde cierto punto de vista, este movimiento practicaba una literatura comprometida, con el politburó soviético, pero comprometida al fin.
Me animo a decir que quien prendió la mecha de una literatura comprometida, de izquierda, en Argentina, fue Sartre. Compromiso con una idea de cambio social. Esto fue alrededor de la década del 60 y mitad de los 70. En esa época muchos escritorzuelos enarbolaban la bandera de una literatura combativa, comprometida y descalificaban a aquellos que no practicaban este tipo de orientación.
En el fondo la orientación obviaba el debate de lo estético para centrarse en lo ético. Y aquí viene una serie de nuevas interrogaciones: ¿puede la literatura que es fundamentalmente ficción ser comprometida? ¿hay temáticas literarias a priori más comprometidas que otras? La respuesta para estas dos preguntas es NO.
Porque lo esencial de una obra literaria no es sólo qué dice, sino cómo está hecha. En otras palabras, en el arte lo estético debe correr parejo con lo ético. El único compromiso del escritor debe ser escribir cada día mejor. Si escribe sobre temas sociales, que lo siga haciendo y si escribe novelas o cuentos de ciencia ficción también. Porque muchas piezas teatrales, poemas, novelas no han perdurado por lo que dicen, sino por su calidad literaria, es decir cómo dicen aquello que dicen.
El eje del compromiso no pasa por la literatura (o el arte en general), sino por la persona concreta del escritor. Es el escritor el que se compromete ante determinadas situaciones históricas de su tiempo. Eso es lo que hicieron Rodolfo Walsh y Haroldo Conti, lo que hizo Cortázar, lo que hace García Marquez; y aquello que escriben o escribieron es producto de su talento, no de su compromiso.
Cierta vez un escritor pequeño se jactaba ante Humberto Costantini de ser un artista comprometido; y Costantini (otro gran escritor ignorado), que hacía gala de un humor "de perros", le dijo:--Así que estás comprometido. ¿Y por qué no te casás? Se vive mucho más tranquilo.

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