ESPRONCEDA



El movimiento romántico es de por sí inabarcable y además inclasificable, un verdadero universo caótico del que sólo se puede observar algunos fenómenos que tienen cierta regularidad aunque en la mayoría de los casos lo que predomina son las variaciones. Pese a estas dificultades se imponen algunas constantes presentes en las obras y que podemos resumir en la excluyente presencia del YO que tamiza por completo la realidad.

El romanticismo artístico lleva una impronta adolescente que tiene que ver no tanto con la juventud de sus integrantes, como con una actitud que contaminará todo el espectro de sus producciones y actuaciones, a saber: creer que es la realidad la que se tiene que adecuar a nuestros conceptos y no que los conceptos son construcciones o instrumentos para interpretar la realidad. La rebeldía romántica nace de este egocentrismo adolescente; el mundo tiene la extraña terquedad de no plegarse a sus caprichos.Así los románticos lanzan sus invectivas contra el mundo y adoptan actitudes desafiantes para escandalizar a la sociedad. Por eso se visten de manera extravagante, provocan, trabajan poco, viven de noche, frecuentan los prostíbulos, se aíslan, se suicidan (los menos), conspiran, se victimizan, sufren, se enamoran del amor, porque las mujeres terminan decepcionándolos. Nada los conforma ya que todo se degrada al entrar en contacto con el ideal.

Pero también es cierto, que el tiempo ha decantado obras singulares, páginas inolvidables y una visión, una manera de entender el arte de la que somos deudores. Si la literatura (aunque no solo ella) hoy es lo que es, mucho les debe a aquellos "inadaptados" románticos.

Algunas de estas características las tuvo el español José de Espronceda (1808-1842) de quien se cumplen doscientos años de su nacimiento. Como todo romántico que se precie, Espronceda vivió un amor digno de película, con raptos y fugas, pero como era de preverse la historia terminó mal. Combatió por sus ideales de libertad en un período negro de la monarquía española, conspiró, fue exiliado, obtuvo fama como poeta y murió siendo diputado a los 34 años. En esa existencia acelerada y acalorada, Espronceda se las ingenió para escribir algunos versos esenciales del romanticismo españolhay algún drama y una novela que pueden ser soslayados, y que aun hoy tienen plena vigencia y han influido en muchos poetas del siglo XX.

"El estudiante de Salamanca" (en mi opinión la obra magna esproncediana) contiene muchos de los grandes aciertos del poeta extremeño, aciertos y caídas. Un extraordinario manejo del verso, de la estrofa y por ende del ritmo que se adecua de una manera perfecta al asunto. Manejo de la dramaticidad, la eficacia de los climas creados en dos o tres estrofas, la pintura del héroe romántico convertido casi en un superhombre rebelde y anárquico que a nada teme y con todos se enfrenta, incluyendo el mismísimo diablo, la mujer angelical, la desmesura, el fragmentarismo, la desproporción y cierta distancia entre lo propuesto y lo logrado.En el tratamiento del poema, en su labor de orfebre, en a creación de personajes y monólogos dramáticos, se vislumbra en su poesía, algunas notas que serán fundamentales en la lírica española contemporánea.

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