Piglia y el policial



Ya hemos hablado de la especial contribución de Ricardo Piglia al género policial. Veamos algunas constantes en la escritura y la labor crítica del autor de “Respiración artificial”.

El primer rasgo de esta poética es la amalgama de ficción y crítica que están en íntima relación en el texto. Para nuestro autor la crítica es una forma de relato, "y a menudo la veo como una variante del género policial". Entonces el crítico es una especie de detective que busca descifrar el secreto que no siempre está. En el fondo toda crítica habla desde una concepción de literatura, de un lugar específico de una tradición.

El segundo rasgo que podemos apuntar y que está cohesionado con el anterior es desde dónde un escritor lee o escribe. Desde qué lugar de la tradición literaria se insertan sus lecturas y su escritura. Determinar esto es fundamental en el caso de Piglia, y ésa ha sido una preocupación constante en su reflexión teórica.

Podemos situar al autor de “Plata Quemada” en esa tradición que nace en Sarmiento, pasa por Mansilla, sigue con Macedonio, Borges, Arlt, Marechal y llega hasta Cortázar. La tradición del libro extraño argentino que une el ensayo, la ficción, el panfleto, la autobiografía, la teoría, el relato de viajes. El “Facundo” inaugura esa genealogía que luego Borges reafirma y legitima con un texto fundamental para nuestra literatura como es “El escritor argentino y la tradición”.

En este texto Borges sostiene que las literaturas marginales, las que están alejadas de los grandes centros de prestigio (especialmente de Europa), tienen la posibilidad de un manejo más libre, más irreverente de la tradición. Eso lleva a textos en donde lo central es la falsificación, la parodia, la traducción como copia, la mezcla, las combinaciones de registros, el entrecruzamiento de filiaciones. La literatura argentina para Borges sería esa operatoria de montaje con la tradición.

Piglia lee desde esa concepción, desde esa tradición literaria argentina. Lee además desde Faulkner, Joyce, Kafka, desde las vanguardias y desde el policial, sobre todo el negro. Lee también teniendo como pilares varios andamiajes críticos como los formalistas rusos, Bajtín, la crítica sociológica, Benjamín y sobre todo Brecht.

El tercer rasgo de esta poética tiene que ver con la obsesión de Piglia que se transforma en un procedimiento que podemos llamar de metaficción, que puede rastrearse en casi todos los textos y que se hace explícito en su primera novela: ¿cómo contar los hechos reales? Una constante búsqueda que se sitúa en el cruce de discursos diferentes, en el cuestionamiento de la ficción desde la ficción misma.

La respuesta de Piglia a esa pregunta apunta hacia el cruce de dos tradiciones muy fuertes en Argentina, la que representa Borges y su ficcionalización de la teoría, la intertextualidad, la cita, la parodia. La otra tradición es la que sostiene Arlt y su mezcla de registros, su pretensión de verdad.

Desde esa mirada trabaja sus relatos policiales, sus novelas, convencido de que “no hay más que libros de viajes o historias policiales. Se narra un viaje o se narra un crimen. ¿Qué otra cosa se puede narrar?"

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