EL MARCIANO


Por "Crónicas marcianas" me enteré que existía un género llamado Ciencia Ficción...por ese libro me enteré quién era Ray Bradbury (1920-2012). Por ese hombre yo fui uno de los niños/adolescentes que miró el cielo de forma distinta después de leerlo. Claro, ni los informes científicos más detallados, ni las fotografías más potentes pudieron reemplazar el conocimiento de Marte que él nos transmitió. Con Bradbury se va, creo, el escritor que popularizó como ningún otro el género de ciencia ficción.
Sin embargo resulta paradójico que este hombre de pelo blanco, gruesos cristales y piel sonrosada (como un típico abuelo de alguna serie televisiva norteamericana), que era un referente ineludible de un género que se nutre de la tecnología y de especulaciones sobre el futuro, fuese indiferente a los adelantos tecnológicos en su vida privada.
Alguna vez declaró que no sabía conducir autos y que tampoco le interesaba; se jactaba ya de grande de recorrer Los Ángeles en bicicleta. Curiosamente, los viajes en avión no lo entusiasmaban demasiado, justamente a él que nos había llevado en la cabina de mando de cientos de cohetes por el oscuro universo; pero igual en su larga vida se las ingenió, ya por placer, ya por compromisos como escritor, para recorrer parte del planeta. En 1997 causó un revuelo increíble en la Feria del Libro de Buenos Aires, jamás imaginó la devoción del público argentino, "Mi visita a Buenos Aires es una de las experiencias más maravillosas de mi vida" sostuvo; quiso volver nueve años después pero un problema de salud le impidió estar personalmente y lo hizo por videoconferencia.
No se le ocurrió nunca reemplazar su máquina de escribir por una computadora, y en su casa las máquinas en general eran bastante resistidas (por ejemplo devolvió un microondas que le regalaron). También cuestionaba el uso de internet y las redes sociales: "Lo que pasa es que ahora estamos sometidos a un bombardeo tecnológico: ¡Oh, sí! Tengo que tener esto o aquello. Internet, una nueva computadora. ¡Cada día es Navidad![…]Tenemos demasiadas comunicaciones, estamos demasiado comunicados. ¿Con cuánta gente quiere usted estar conectada? ¿Cuántos amigos de verdad tiene? ¿Cuatro? ¿Cinco? ¿Por qué se quiere estar en contacto con todo el mundo? Yo creo en el contacto humano".
Ahí está me parece la explicación a la paradoja de Bradbury como autor de ciencia ficción. A Bradbury le interesa el género humano y las preguntas  esenciales que los hombres se plantean desde el inicio mismo de la humanidad: quiénes somos, para qué estamos aquí, como comprender las cosas y el mundo, cómo llegar a los otros, etc. La tecnología tiene un fuerte impacto sobre el hombre, pero al autor de "Fahrenheit 451" le interesa reflexionar sobre el uso que hacemos de esa tecnología y sus proyecciones futuras y no sobre la tecnología como fin.
Si H.G. Wells es quizás el padre de la ciencia ficción, si Asimov es el gran prestidigitador sobre las especulaciones del futuro y sus encrucijadas, si Fredric Brown es la muestra del ingenio narrativo sobre historias clásicas de extraterrestres, si Dick es el costado extravagante y casi surrealista de la ciencia ficción, creo que Bradbury es el poeta del género. La prosa de muchos de sus cuentos son verdaderos poemas. Recuerdo algunas descripciones inigualables de Marte: "La carretera solitaria se deslizaba bajo las ruedas y sólo se oía el zumbido del motor. Marte era un mundo silencioso, pero aquella noche el silencio era mayor que nunca. Los desiertos y los mares secos giraban a su paso y las cintas de las montañas se alzaban contra las estrellas". Recuerdo también algunos cuentos memorables de "Crónicas marcianas" que sirven para situarlo al viejo Ray como uno de los grandes escritores del siglo que nos dejó.

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