LA MIRADA

         


Decía alguna vez Ernmet Gowin “La fotografía es una herramienta para tratar con cosas que todos conocen pero a las que nadie presta atención. Mis fotografías pretenden representar algo que ustedes no ven”. Algo que los demás no ven, ahí está la clave, o que miramos sin ver, como dicen por ahí. Es que, como comprobamos a diario, la fotografía, más allá de una máquina, más allá de cualquier programa de edición es fundamentalmente una mirada. Y ante la pandemia fotográfica que padecemos en la que todo es fotografiado y reproducido hasta el hartazgo, en una sucesión interminable de imágenes que dicen lo obvio; es un aguijón estimulante encontrarse con fotos que ayudan a expandir la mirada.

Estoy de acuerdo con S. Sontag “Nadie jamás descubrió la fealdad por medio de las fotografías. Pero muchos, por medio de las fotografías, han descubierto la belleza”. Sé que este concepto es un tanto quisquilloso, porque la belleza trasciende lo que la sociedad ha determinado como bello, que es un producto de época y cultural. Y si hablo de paisajes, el primer estereotipo de lo bello es la cabaña sobre una ladera rodeada de pinos y al fondo un lago. Pero la belleza es un río subterráneo que atraviesa los paisajes más inesperados. La meseta patagónica, la que conozco, la de la Patagonia norte, tiene escenas maravillosas. Y eso lo descubrí gracias a lo que afirma Sontag, a la fotografía.

Sí, el campo de esta región de la Patagonia lo muestra en su esplendor la fotografía de Ricardo


Cascio. Conocedor como pocos de esta zona, de sus bardas, cañadones, médanos, plantas, insectos y aves; Cascio muestra aquello que sostenía Jerry N. Uelsmann, “La cámara es un medio fluido de encontrar esa otra realidad”. Porque cuando uno está frente a sus fotos es evidente que aparece una nueva realidad revelada gracias al talento de su mirada. Porque Cascio descubre la belleza donde nosotros apenas vemos piedras, arena, pastos o bardas. Su trabajo sostenido a lo largo de años ya sea retratando una simple mariposa sobre una flor de chañar, o dándonos una panorámica de épica armonía sobre una telaraña de arroyos secos que bajan de las bardas muestran el talento de un prestidigitador de la belleza.


Sus cielos enmarcados en el atardecer patagónico señalan la hora predilecta en la que el fotógrafo sale a deambular por sitios que solo él conoce y luego aparecen transformados en imágenes singulares para deleite de quienes somos sus seguidores. Hay una intención clara y programática de elevar la aparente “pobreza estética” de la meseta en un territorio pródigo de tesoros que esperan ser descubiertos.

Enemigo de los concursos fotográficos, integra el equipo de la prestigiosa publicación “FotoRevista” (www.fotorevista.com.ar), en ella también pueden verse sus trabajos destacados gracias al voto de la gente. Sus fotos participan de tres antologías tituladas “Sencillamente fotos” editadas en Buenos Aires; también allí y hasta el 19 de diciembre es posible ver en una megamuestra fotográfica una selección de 36 de sus obras. Pero el verdadero territorio de exposición es para “el flaco”, como muchos lo conocemos, las redes sociales. En ellas comparte sin el más mínimo vedetismo sus creaciones.


Los medios tecnológicos han facilitado y mucho la práctica de la fotografía, las máquinas son cada vez más inteligentes y con ellas sacar fotos es una tarea sencilla; sin embargo falta en muchos casos la mirada creativa. Esa mirada que en Cascio se cuelga de colores extraños, de formas únicas y de perspectivas inesperadas que alumbran la belleza más recóndita.

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