EL BOOM

El término inglés “boom” en la historia de las letras alude a un hecho singular de la literatura latinoamericana: el conocimiento masivo de la obra de un grupo de narradores jóvenes y otros no tanto en gran parte de Europa y en Estados Unidos.

Sin embargo, la existencia misma del “boom” fue cuestionada severamente desde diferentes ámbitos. A sus integrantes se los acusó de “mafia”, de ser un círculo hermético al que sólo muy pocos podían entrar, de hacerse publicidad entre ellos, de ser un producto comercial de las editoriales, o un invento de Carmen Balcells, la mítica agente literaria española, etc.

Pasadas ya tres décadas de aquella efervescencia, hoy no es posible negar la existencia de ese fenómeno singular de nuestras letras. Es cierto que las causas que llevaron al surgimiento y a la consolidación del boom pueden ser múltiples y polémicas, pero con la distancia temporal se hace evidente que el resultado fue una serie de novelas inolvidables y una consideración diferente de nuestra literatura en el mundo entero.

Los límites de principio y fin de esta etapa singular de la narrativa latinoamericana son muy difusos. Algunos pretenden situar el nacimiento del “boom” en 1962, cuando Mario Vargas Llosa, un joven peruano de apenas 24 años, gana el premio Seix Barral con su novela “La ciudad y los perros”.

Otros, como Carlos Fuentes ironizan sobre este comienzo y afirman que nació el día que él le dijo al novelista chileno José Donoso que su novela “Coronación” sería publicada por una prestigiosa editorial estadounidense; “cuando le comuniqué la novedad, escuché un ruido extraño en el teléfono, algo así como “boom”, y Pilar, la mujer de Donoso, a los gritos porque ‘Pepe’ se había desmayado”.

El final tampoco tiene un momento preciso. Hay quienes sostienen que el “boom” murió con el “caso Padilla”, un escritor cubano encarcelado por Fidel Castro en 1971, y que dividió a la intelectualidad americana; otros lo daban por muerto mucho antes.

Fue el crítico uruguayo Ángel Rama quien sostuvo que la mesa del “boom” tenía cinco sillas, cuatro inamovibles, a saber: Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez, Julio Cortázar y Mario Vargas Llosa. Los ocupantes de la quinta silla rotaban según las preferencias de lectores y críticos: José Donoso, Cabrera Infante, Ernesto Sábato ...

Lo cierto es que en el lapso de una década aparecen una serie de novelas que cambiarán definitivamente el panorama narrativo en lengua española y que se ganarán el respeto y la difusión planetaria. A la ya mencionada de Vargas Llosa, podemos agregar a “Rayuela”, “La muerte de Artemio Cruz”, “Tres Tristes Tigres”, “El obsceno pájaro de la noche”, “Sobre héroes y tumbas” y “Cien años de soledad”.

Todas ellas, según Vargas Llosa, unidas por “un rechazo, que yo creo característico del ‘boom’, de la literatura regionalista, costumbrista, folclórica, centrada en el paisaje y en los tipos pintorescos. El ‘boom’, en cambio, situaba las historias en un mundo más urbano y se preocupaba tanto de la forma como de los temas".

La novela latinoamericana había entrado en la escena mundial definitivamente y para quedarse.

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