EL EXILIO ARGENTINO
La historia del exilio en la Argentina es muy semejante a la de otros países latinoamericanos, atraviesa como con un hierro candente la columna vertebral de nuestra cultura. Debido a la magnitud del horror y a las innumerables víctimas del “proceso”, tendemos a identificar a los exiliados con aquellos que debieron huir del país en la década del 70; sin embargo desde la génesis misma del país, el destierro ha marcado las vidas de muchos escritores y las letras de esta nación.
La denominada “generación del 37” que incluye a escritores fundantes de nuestra literatura como Echeverría, Sarmiento, Gutiérrez construyeron gran parte de su obra en el exilio. Uno de esos integrantes es José Mármol, el autor de “Amalia”. Mármol escribió “Cantos del peregrino” en Montevideo, como casi todos sus escritos el blanco de su crítica fue Rosas: “Su amante madre le robó la muerte;/ a su tierra natal, la tiranía;/ y del mundo también la hipocresía/ robó su amor y su temprana muerte.”
Y si de Rosas hablamos no podemos dejar de mencionar la excelente novela de Andrés Rivera, “El farmer”, en ella el viejo Rosas exiliado en Southampton recuerda su pasado y sufre el exilio: “Nieva en el reino de Gran Bretaña.[...] Y yo, hoy, 27 de diciembre de 1871, me senté, con mis 78 años, cerca del brasero, y removí los carbones encendidos del brasero, y pregunté a ningún espejo: ¿sabe alguien qué es el destierro? ¿Sabe alguien cuántos son veinte años de destierro?”
En “Bueno como el pan”, un cuento de Antonio Di Benedetto, el protagonista suma al dolor del destierro las penurias que pasa su familia que se ha quedado en el país. Al prepararse para responder una carta a su hija piensa: “Le hará notar a su hija que no se separó del hogar por su voluntad, que[...]era una persona honesta y los años de destierro han moderado su carácter y acortado sus bríos, desplantes, arrogancias y actos irreflexivos”.
El secuestro por un grupo de tareas—cuando el protagonista del cuento “En la noche” de Humberto Costantini, llega a su casa--,es revivido desde los sueños reiterados de un hombre que despierta sobresaltado, “...Mira a su alrededor. Después de un rato, con mano insegura enciende un cigarrillo. ‘Tal vez esta semana llegue carta de ellos’, se dice (sin pronunciar tampoco ahora el nombre de sus hijos) mientras expulsa lentamente el humo. Y el humo asciende lentamente hacia el techo encalado de una piecita de Colonia Anzures, en México, a nueve mil kilómetros de Buenos Aires”.
Aunque tengan la identidad de personajes, aunque sean literatura, también ellos son una tierra peregrina.
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