EL EXILIO MÁS LARGO


A casi cincuenta años de la Revolución cubana uno sigue simpatizando por los muchos logros que ha tenido la revolución, sigue simpatizando porque la calaña de sus enemigos hace que uno inmediatamente la apoye; pero todo esto choca con la íntima convicción de que la libertad es sagrada y que las sociedades deben construirse con la mayoría de las voces. ...Uno que siempre habla, mientras los demás siempre escuchan. Basta un rasgo así para caracterizar un régimen político. Así resume el monopolio fidelino de la voz en su libro de poemas, dedicado a la isla, el español Jorge Riechmann.

Tensión que todos los que deseamos una vía alternativa a este mundo tan desigual e injusto experimentamos entre el debe y el haber de la Revolución cubana. Y en la lista del debe no hay dudas que están una serie de talentosos escritores que iniciaron el amargo camino del exilio; algunos todavía sueñan con volver, otros ya la muerte les ha clausurado ese sueño.

Yo sueño que regreso/ un día cualquiera/ to the pleasure of letting/ la tierra correr entre mis dedos/ Yo vivo en permanente exilio/ cuando sueño/ I can only speak in the tongue of desire/ Yo sólo puedo hablar la lengua del deseo/ When I dream/ your stretched body is my island/ esperándome... dice la voz del poema de Sara Rosell, una cubana exiliada en Estados Unidos, a la que inevitablemente las dos lenguas ya se confunden.


Si hay un escritor símbolo de esta tensión ambivalente de la Revolución cubana es Heberto Padilla, él dividió las aguas entre escritores en aquella literatura latinoamericana que vivía el boom con lo que se conoció como el caso Padilla. Fuera de juego fue el libro que desató el vendaval, allí podían leerse poemas como este que dan cuenta de la vida en la isla por aquellos tiempos (1968): No pierdas tiempo enterrando joyas en las paredes/(las van a descubrir de cualquier modo)./ No te pongas a guardar escrituras en los sótanos/ (las localizarán después los milicianos)./ Ten desconfianza de la mejor criada./No le entregues las llaves al chofer, no le confíes/la perra al jardinero./No te ilusiones con las noticias de onda corta.

Raúl Rivero, resistente poeta y periodista, hostigado por el gobierno por marcar sus desacuerdos, ha soportado varios periodos de cárcel. Agradezco también a ustedes que saquearon mis versos/ y luego me detractaron en tontas reuniones literarias/ trataron de borrar mi nombre o de olvidarlo/ pero, gracias/ porque de la esencia del odio del poeta mediocre/ los verdaderos poetas escriben la alegría/ del acto amoroso que es siempre un buen poema.

Se llama Patria porque nació el mismo año de la Revolución, y escribe, da vueltas para no escribir lo que tiene que escribir, y dice Abre los ojos a la manera de las mujeres que habitan las islas. Está todavía desnuda, acostada en la arena, el mar alrededor de ella acariciando su piel afiebrada. La han obligado a volver a su isla. Esa isla que queriendo construir el paraíso, ha creado el infierno. Así comienza La nada cotidiana, la novela que consagró, ya en el exilio, a Zoé Valdés.

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