PAIDEIA
Claro, el título hace alusión al célebre e ineludible libro de W. Jaeger en el que se estudia los ideales de la cultura griega antigua y son esos ideales los que nacen y perduran gracias a la educación. De esa obra señera quiero tomar su título para bosquejar ciertos aspectos de la educación nuestra de cada día.
El disparador fue la manifestación del sábado 29 en Valencia, allí una multitud salió a la calle a protestar contra una iniciativa de un funcionario de la Generalitat Valenciana (una especie de ministro de educación) que obliga a dictar la materia Educación para la Ciudadanía (algo similar a nuestra Formación Ética) en inglés. Esto provocó el rechazo de padres y docentes. Los últimos protestaban porque no todos tienen el nivel apropiado de inglés para dictar la materia en ese idioma. De paso la manifestación ha servido para reclamar algunas cosillas pendientes en lo educativo al gobierno valenciano.
La mayoría de las declaraciones de padres y madres que leí estaban en contra del proyecto; no protestaban por ser una lengua extranjera o se mostraban chauvinistas; protestaban porque el nivel de inglés que tienen los chicos y chicas en sus colegios no se condice con esta nueva exigencia y por ello, les iba a resultar muy difícil comprender la materia, aunque todos estaban de acuerdo con una educación polilingüe.
Esto me llevó a considerar cómo en nuestro nivel medio hay materias que no tienen un objetivo claro y específico, o si lo tienen raramente se cumple. Inglés es una de esas asignaturas. ¿Qué queremos que haga un chico o una chica con el idioma de Shakespeare? ¿Que lo lea y comprenda? ¿Que lo traduzca? ¿Que lo hable? Mi experiencia me dice que muy poco de todo esto sucede a lo largo de los años y esto es así, quizás, porque no hay un objetivo claro de para qué está el inglés en la escuela media.
Otro caso similar es el de computación. He sido testigo de cómo las escuelas durante la década pasada se disputaban la inscripción de alumnos y alumnas; entre las “ofertas” de prestigio que traía réditos seguros estaba poseer un aula de computación y el dictado de la asignatura. En realidad lo que había y sigue habiendo son computadoras; pero en general muy poco de informática educativa. Así los chicos y chicas aprendían las partes de la computadora y luego practicaban con los programas más populares...¿y luego? El Paint pasa a ser la solución y el programa más usado para llenar el escritorio de dibujos con corazones y mensajes como “Juan y Gabi se aman” en colores rutilantes. Lamentablemente es el uso inadecuado del recurso lo que sobresale y esto tiene una razón que es la ausencia de una política educativa definida con respecto a la computación en el colegio.
Estos son dos casos emblemáticos—por supuesto que hay más—de aquello que “no debe faltar en la escuela” según los teóricos de la educación, y no faltan; pero en la mayoría de los casos son pura forma, esqueletos rancios, vacíos peligrosos que la educación argentina se ha acostumbrado a disimular.
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