¡BASTA DE GRAMÁTICA!
“Mamá, ayudame, tengo que
subrayar los sustantivos propios, comunes, colectivos y abstractos de esta
fotocopia. Pero a mí se me hace lío”. Y la mamá va e intenta recordar cómo se
clasificaban o busca en el cuaderno del chico/a cómo eran las diferentes
clases. “Papá, ¿el sustantivo grito es
abstracto?” Y el padre contesta: “No, pero vos qué entendés por abstracto”? Y la niña contesta que los
abstractos son los que no se pueden ver ni tocar. Claro desde esa lógica la
palabra “grito” es un abstracto; pero si ella fuese a cualquier manifestación o a un estadio de
fútbol comprobaría que aunque no se pueda ver ni tocar, “grito” es
atronadoramente concreto. Seguramente también y ya que estamos con el ejemplo
te habrá tocado pesquisar y recortar diferentes tipos de sustantivos en
diarios, revistas o en cuanto papel impreso ande por la casa para luego
pegarlos en el cuaderno, el problema es que alguno de los sustantivos que
buscamos se empeñan en no aparecer y después de un rato nos quedan los ojos
como estrellas de mar.
Y uno se pregunta (como vos te
habrás preguntado), para qué diablos hacen eso y si eso ayuda a que entiendan
la clasificación de los sustantivos, por ejemplo; y en caso de que la
entiendan, para qué les sirve. Además, esa vieja clasificación proviene a
grandes rasgos de los griegos y responde a categorías filosóficas muy alejadas
no solo de los chicos sino también de los docentes. Explicar que un sustantivo
es abstracto porque no se puede ver ni tocar es tan disparatado como decir que
la célula es un huevito pero muy chiquitito que casi no se ve. Después
seguramente sigue hacer oraciones con esos sustantivos y a otra cosa
mariposa…se vienen los adjetivos.
Eso sí, nos rasgamos las
vestiduras y ponemos cara de asombro
cuando descubrimos que los pobres niños apenas pueden escribir un conjunto de
oraciones inconexas cuyas ideas se pelean o se ignoran entre sí. Sin embargo
este es el resultado lógico de lo que se ha hecho en la escuela. ¿Por qué
queremos que construyan textos si nos hemos centrado en la palabra y en las
oraciones y apenas escribimos alguna forma textual aislada (cuentos, por
ejemplo) y poco más.
En fin, este tipo de situaciones nos lleva a
reflexionar sobre el sentido y la forma de abordar algunos contenidos
gramaticales en los primeros años de la educación primaria. Ese sentido y esa
forma tienen que ver con la concepción de lengua que tenemos; y me parece que
el rol más importante de esta es ni más ni menos que la comunicación. Si la
concebimos de esta manera, debemos dedicar todos nuestros esfuerzos a que los
chicos adquieran una competencia comunicativa sólida, esto implica competencias
de lectura y escritura que son muy complejas y por ello necesitan de tiempo y
paciencia. De nada servirá enseñarles de la manera acostumbrada la gramática o
el análisis sintáctico; al contrario, nos distraeremos en una tarea un tanto
estéril y descuidaremos lo que realmente queremos que los chicos aprendan: a
leer y escribir en forma competente. Y a leer y escribir se aprende leyendo y
escribiendo textos y no pescando adjetivos.
Muchas veces he pensado que quizás habría que
cambiarle la denominación a la asignatura y en vez de llamarse “Lengua”, se
podría llamar “Taller de lectura y escritura” o bien “Taller de comunicación
oral y escrita” y así nos quitaríamos de encima tanto lastre gramatical al
cuete.
Bravo, Néstor! Comparto esta idea de que la gramática descriptiva, tradicional, enseñada como una disección o fosilización de los textos, al sólo fin de la pura clasificación, es lo más inapropiado para lograr que los alumnos produzcan textos como unidades comunicativas. Y comparto también la idea de que lo vale es escribir textos que respondan a situaciones comunicativas concretas, es decir, escritos para ser leídos por destinatarios que trascienden al maestro o profesor. No obstante, hay en el CURZA unas muchachas que están capacitando en una nueva forma de abordar la gramática, orientada hacia ese fin de formar productores de textos: el conocimiento gramatical al servicio del problema de escitura, como herramienta para dar más claridad y precisión o riqueza a la expresión de las ideas. Es una experiencia puntual y ojalá las contratara el CPE para multiplicar esta experiencia.
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