CÁRCELES
“Tu risa me hace libre/me pone
alas/ soledades me quita/cárcel me arranca”, versos que vienen a mi memoria
cuando inmediatamente pienso en los escritores y las cárceles. Miguel
Hernández, el poeta de Orihuela, la padeció y la parte final de su obra poética
fue escrita en las cárceles del franquismo que terminaron con su vida. Es
evidente que la obra poética de Hernández sufre un cambio estético importante ante
esa experiencia central.
Las cárceles han sido un lugar inevitable de muchos escritores
y escritoras en diferentes regiones del planeta. En la mayoría de los casos
provocada por poderes intolerantes. En la actualidad el PEN Club registra
alrededor de quinientos escritores que están privados de su libertad en
diferentes partes del mundo.
Te propongo hacer un recorrido por aquellos/as
escritores/as para quienes la cárcel ha sido una experiencia singular que marcó
su vida e influyó en su obra. Seguro que vienen a tu memoria casos emblemáticos
del nazismo como los del escritor italiano Primo Levi y el del recientemente
desaparecido Jorge Semprún.

“De los
nombres de Cristo” es una obra maestra de estilo. Todos los ejemplos de cómo
utilizar la retórica en castellano se encuentran allí. Dicen que fue escrita en
las cárceles poco gratas de la inquisición, entre 1572 y 1574, años en los que
Fray Luis de León pasó allí confinado.
La experiencia
de la cárcel nos ha dejado estos testimonios y hay muchos más; algunos hablan
que “El Quijote” se gestó en una de las entradas a prisión de Cervantes. Como
quiera que sea, la vivencia carcelaria se manifiesta como un hecho fuerte que
ha dado buenos frutos en la literatura.
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