ARENAS


Suele ser un hecho que desencadena algunas palabras bastante gruesas cuando en medio de nuestra biblioteca no encontramos el libro que buscamos; pero el panorama se oscurece aun más cuando recordamos que el libro que no encontramos lo hemos prestado y no lo han devuelto, y todo llega a verdadero huracán de insultos y patadas cuando sabemos que el volumen en cuestión lo hemos prestado y no sabemos a quién.
Esta experiencia repetida, en mi caso, puede que también te haya sucedido, salvo que guardes tus libros bajo siete llaves. Así pierdo ejemplares que luego cuando quiero comprarlos nuevamente ya no están disponibles. Eso me pasó con una de las mejores autobiografías que he leído. Se llama Antes que anochezca” del cubano Reinaldo Arenas (1943-1990). Las circunstancias en que di con el libro tienen mucho de azar. Entré a un pequeño kiosco que disimulaba su vacío en los estantes con algunas revistas y peluches y para mi sorpresa  me encontré con dos o tres libros, entre ellos el de Arenas, de tapas negras, voluminoso y recién salido de la imprenta. Poco sabía del autor de “Celestino antes del alba”, esta ignorancia y el título sugerente me llevaron a comprarlo.
La introducción es verdaderamente un cross a la mandíbula como quería que fuese la literatura para Roberto Arlt.  Comienza de esta manera: “Yo pensaba morirme en el invierno de 1987. Desde hacía meses tenía unas fiebres terribles. Consulté a un médico y el diagnóstico fue SIDA”. Arenas relata los padecimientos de la enfermedad, sus ingresos una y otra vez a los hospitales, el dolor, el sufrimiento; pero a la par la preocupación para terminar el plan de su obra, la corrección de los manuscritos sacados de Cuba y entregados a sus amigos, sus obsesiones literarias, su esfuerzo sobrehumano para sobreponerse al desgano y la debilidad y continuar con la escritura: “En el hospital comencé a escribir la novela ‘El color del verano’. Tenía las manos distintas agujas con suero, por lo que me era difícil escribir, pero me prometí llegar hasta donde pudiera”.
El resto de su biografía recorre sus primeros años en la isla, luego su juventud en La Habana, las lecturas y el retrato del ambiente intelectual y homosexual de la capital. Por su elección sexual fue detenido varias veces, también por su oposición a Castro sufrió persecuciones, tuvo dos o tres intentos, uno de ellos como balsero, de huir de Cuba pero fracasó. Fue encarcelado dos años, torturado y obligado a retractarse de su obra y de sus opiniones personales. En 1980, gracias a un pasaporte que él mismo falsificó pudo salir de Cuba. Desde entonces además de continuar con su obra de ficción, Arenas se convirtió un enemigo tenaz de la Revolución Cubana. Todos sus escritos militantes manifiestan un odio extremo por Fidel Castro y su gobierno, a quienes culpa de todas sus desgracias.

“Antes que anochezca”, no solo es un testimonio desgarrador de la vida de Reinaldo Arenas en Cuba, testimonio al que no le faltan claridades pero se impone el tono oscuro y terrible de quien sabe que le queda poco tiempo y no ha visto caer a sus enemigos. El libro también es una lucha contra la muerte, una carrera contra el tiempo de alguien obsesionado por la escritura y por dar testimonio. Casi imposibilitado de escribir, Arenas graba casetes y  se los entrega a un amigo para que los escriba. El siete de diciembre de 1990, Reinaldo Arenas se suicidó. Dejó una carta a sus íntimos  que explica su determinación: “…debido al estado precario de mi salud y a la terrible depresión sentimental que siento al no poder seguir escribiendo y luchando por la libertad de Cuba, pongo fin a mi vida”.

Comentarios

  1. Buena semblanza de la vida de Arenas, un espíritu libre que luchó contra el dogma. Faltó decir que fue revolucionario y se desencantó por el esquema burocrático y asfixiante en que derivó

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Comentá acá.

Entradas populares