HINCHAR COCOS
Los escritores-personajes son peligrosos. Uno corre el riesgo de quedar entrampado en la seducción del personaje y padecer una severa miopía para su obra. Sucede con Oscar Wilde, sucede también con Unamuno. El frondoso anecdotario unamuniano oculta muchas veces la profundidad de su vivero personal.
Toda la preocupación filosófica y literaria de Unamuno puede resumirse en lo siguiente: ansias de más vida. Dicho con sus palabras: "cómo no morirme del todo, cómo seguir siendo después de lo inevitable".
Unamuno comienza su estudio de la filosofía anunciando que se ha propuesto crear un nuevo sistema filosófico, ni más ni menos, a lo Quijote. En su obra filosófica no hay que buscar un pensamiento sistemático y lógico; más bien sus ideas son como esos fuegos artificiales que alumbran por un instante la noche y luego se apagan, sin embargo sus resplandores permanecen largo tiempo en la retina. Y esas ideas son contradictorias muchas veces; pero coherentes dentro del sistema unamuniano, para quien "el hombre es un animal contradictorio"...y Dios casi una creación humana.
"Del sentimiento trágico de la vida" es una obra singular del pensamiento español del siglo XX, postula en ese caótico y único libro que en realidad la preocupación fundamental del hombres es cómo no morirse del todo cuando uno muera. En esa obra se anticipa por años al movimiento existencialista. Su obra ensayística -- género al que Unamuno dio nuevos bríos-- es extremadamente personal como no podía ser de otra manera en alguien tan egocéntrico. Por ejemplo, algunos de sus artículos religiosos llevan como título "hinchar cocos"; en otros propuso como característica del espíritu español "la real gana", que tenía su asiento no en el alma, sino en los testículos.
Pero más allá del pintoresquismo, estaba el ansia de saberlo y devorarlo todo. Fue uno de los primeros europeos que conoció profundamente la obra de Kierkegaard, tanto que aprendió danés sólo para leerlo en su idioma propio.
Introdujo en aquella España mojigata a Spinoza, Kant, Nietzsche; a los poetas escandinavos y latinoamericanos. En 1894, Unamuno había exaltado por todo el mundo hispánico la excelencia del "Martín Fierro".
Escribió novelas singulares, a contramano con las corrientes de la época; la crítica las rechazó y negó que fueran auténticas novelas. Unamuno no se inmutó y acuñó el nombre de "nivolas" para sus creaciones. En ellas, la caracterización del ser español, el anhelo de inmortalidad y la búsqueda de la fe son sus temas principales.
Y para dejar a este ilustre vasco, termino con otra anécdota. Cierta vez el rey Alfonso XIII convocó a muchos ilustres de la península, para otorgarles la orden Alfonso XIII, creo (cito de memoria). Todos estaban expectantes sobre el discurso de Don Miguel, al momento de retirarla dijo con su vozarrón: "agradezco al rey esta medalla que bien me merezco". El primer desconcertado fue el rey, no sabía si reírse o tomarlo en serio, luego de unos segundos incómodos en el palacio, el rey le contestó:" es raro, todos los que la han recibido antes dijeron que no la merecían"; y Unamuno remató: " y tenían razón".

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