FLORIDA Y BOEDO


La década del 20 en nuestro país vio como nadie la eclosión artística de un grupo de jóvenes que pretendían barrer de un plumazo la literatura anterior y erigir una nueva estética de acuerdo con los tiempos. Es cierto que el país había cambiado y en los primeros 20 años del siglo un aluvión de inmigrantes transformó la fisonomía social y urbana de Buenos Aires.

El cosmopolitismo de la ciudad, cierta bonanza económica y una bohemia muy especial se tradujo en un clima de gran efervescencia artística. Enrolados en Florida y Boedo, ambos grupos constituyen la piedra fundamental de la literatura posterior y algunos opinan que con ellos nace la primera generación estrictamente literaria.

Frecuentaban Boedo, los escritores Roberto Mariani, Leónidas Barletta, Elías Castelnuovo, Enrique Amorim, Lorenzo Stanchina, Álvaro Yunque, César Tiempo, y otros. La mayoría eran descendientes de inmigrantes y de ideología de izquierda, trabajadores, influidos por los novelistas rusos, simpatizantes con la revolución del ’17, tenían una visión social del arte y de fuerte compromiso con la gente. Su vehículo de expresión fue la revista Los Pensadores (2ª época). Alrededor de la Editorial Claridad de Antonio Zamora, se constituyeron en el primer movimiento de literatura realista y social que se dio en Argentina.

El grupo de Florida, representado por la revista Proa y, fundamentalmente por Martín Fierro (2ª época) dirigida por Evar Méndez, promovía una estética vanguardista y una visión más cosmopolita y elitista del arte. Entre sus integrantes se encontraban Oliverio Girondo, Jorge Luis Borges, los hermanos Tuñón, Norah Lange, Francisco Luis Bernárdez, Leopoldo Marechal, Nicolás Olivari, Pablo Rojas Paz.

Esta separación en dos facciones opuestas no es, ya se ha dicho, de ningún modo tajante: Nicolás Olivari, fundador del grupo de Boedo, se pasó más tarde al de Florida; Raúl González Tuñón, quien formó parte de Florida, construyó sin embargo una poesía de temática social; Roberto Arlt solía frecuentar las tertulias de ambos grupos.

Como concluye César Tiempo, polémicas aparte, acerca de estos grupos y su importancia histórica. “Pero si hubo contusos, desertores e hijos pródigos en ambos bandos, es indiscutible que fue esa generación polarizada por Boedo y Florida la que anticipó el renacimiento argentino sacudiendo de su marasmo la vida intelectual del país”.

Lentamente a medida que avanza la década del 20 la polémica, más retórica que de ideas en sí, se va diluyendo y quizás le pone broche final a una época dorada, el golpe de Uriburu.

Leónidas Barletta en un ensayo publicado en 1967 sostuvo que “los de Florida querían la revolución del arte, y nosotros buscábamos el arte para la revolución”. Hay muchas versiones sobre los enfrentamientos cuyo campo de honor eran las revistas. La conclusión de Barletta resalta los frutos de la discordia: “Los de Boedo se aplicaron a escribir cada vez mejor y los de Florida fueron comprendiendo que no podían permanecer ajenos a la política. Pero el beneficio más importante fue que la querella llegó a apasionar a la gente y surgió una literatura argentina y una masa de lectores hasta entonces inexistentes".

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