NOTAS FINALES

Y para ya concluir con estas historias de animales, esbozaré algunas características salientes del género fabulístico. La fábula se cuenta contra alguien o algo; no hay crítica desde lo positivo, generalmente. Es una de las pocas formas literarias antiguas en las que se resalta al vencido, no en lo que pueda tener de valorable, sino en lo reprochable; por eso se lo satiriza, se lo ridiculiza, no sólo con palabras, sino también con actos.

No hay en estas composiciones un sistema de ideas acerca de las costumbres. A veces una fábula contradice a otras y a su vez una tercera contradice a las dos. Esto se debe a su historia, en su devenir, la fábula ha estado sometida a los avatares de los tiempos que le ha tocado atravesar. Hay diversas ideologías en su evolución, y por consiguiente, diversas concepciones morales y diversos puntos de vista.

Son relatos que han llegado hasta nosotros teniendo innumerables versiones, reelaboraciones, contaminaciones y préstamos; en otros casos se han mantenido misteriosamente fieles a una época antiquísima.

Pese a las diferencias de ideas que contienen, es posible ver en ellas algunos rasgos comunes, por ejemplo, la naturaleza está vista con detenimiento. Esto se ve en la utilización de animales que se transforman en "tipos", ya que rara vez hacen otra cosa que lo que la tipología no les haya marcado. Así, el león es el fuerte, el zorro es el inteligente y astuto, el burro es el necio, el mono es siempre ridículo, etc.

Hay un determinismo férreo en estos relatos, las cosas son como la naturaleza dictamina; por eso aparecen quizás dos de las ideas más repetidas a lo largo de todas las fábulas: 1) La ley del más fuerte: el débil siempre lleva las de perder, y en la mayoría de los casos esa pérdida significa ni más ni menos que la vida. 2) La naturaleza inmutable: aparece con frecuencia la noción de que la naturaleza no cambia. Aquel que pretende traicionar su esencia paga las consecuencias; por eso el animal es usado como símbolo de diversos tipos de personas en toda la literatura griega y es ésta una constante literaria universal.

En cuanto a su estructura, podemos decir que la narración fabulística consta de tres elementos vertebradores: a) Una situación de base, en la que se expone un cierto conflicto entre los personajes; b) La acción de los personajes y c) La evaluación de la situación provocada por medio de palabras o acciones. La moraleja, ese elemento añadido a la historia, es una creación posterior, producto del ingreso de la fábula a lo que podemos denominar literatura didáctica.

A modo de cierre, bien vale otra fábula: “Una zorra se metió en un rebaño de ovejas, tomó un cordero de los que aún mamaban y fingió acariciarlo cuando se dio cuenta que el perro la había descubierto. El perro preguntó: ‘¿qué estás haciendo?’. ‘Lo cuido y juego con él’, dijo la zorra. A lo que el perro contestó: ‘Si no sueltas el cordero ya mismo, te voy a dar yo caricias de perro”.

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