ARGENTINOS Y AJEDREZ


Los argentinos han tenido y tienen predilección por el ajedrez. Martínez Estrada, el autor de “Muerte y transfiguración del Martín Fierro” busca las razones del interés por este juego; sostiene que el ajedrez es un juego solitario, que exige el perfeccionamiento en soledad y que los argentinos, por cuestiones histórico-políticas somos un pueblo de autodidactas, por lo que se aviene muy bien con el ajedrez.

Más allá de coincidir o no con los argumentos del prestigioso ensayista, es cierto que el juego ciencia tiene innumerables cultores, y entre ellos a conocidos escritores. El mismo Martínez Estrada era un buen jugador de ajedrez, lo mismo que Julio Cortázar, Abelardo Castillo, Rodolfo Walsh y tantos otros. El interés por el juego muchas veces lo trasladaron a su literatura.

Borges fue un apasionado del ajedrez, no como jugador, sino que vio como literato las posibilidades de explotación literaria del juego. Varios poemas, menciones en algunos cuentos así lo certifican; como ejemplo incluimos un fragmento de "El milagro secreto", allí cuenta que la noche del 14 de marzo de 1939, en un departamento de la Zeltnergasse de Praga, el escritor Jaromir Hladik, soñó con un largo ajedrez. "No lo disputaban dos individuos sino dos familias ilustres; la partida había sido entablada hace muchos siglos; nadie era capaz de nombrar el olvidado premio, pero se murmuraba que era enorme y quizá infinito; las piezas y el tablero estaban en una torre secreta; Jaromir (en el sueño) era el primogénito de una de las familias más hostiles; en los relojes resonaba la hora de la impostergable jugada; el soñador corría por las arenas de un desierto lluvioso y no lograba recordar las figuras ni las leyes del ajedrez. En ese punto se despertó. Cesaron los estruendos de la lluvia y los terribles relojes. Un ruido acompasado y unánime, cortado por algunas voces de mando, subía de la Zeltnergasse. Era el amanecer, las blindadas vanguardias del Tercer Reich entraban en Praga".
“En la revolución es un sueño eterno”, la novela de Andrés Rivera, el protagonista J.J.Castelli, integrante de la Primera Junta de gobierno, entretiene su ostracismo jugando al ajedrez con el doctor Cufré y varias partidas con su camarada Monteagudo mientras hablan sobre la actualidad política.

El bahiense Guillermo Martínez en su novela “Acerca de Roderer” pone frente a frente en el bar del club Olimpo a su protagonista adolescente con el recién llegado Roderer. Éste ganará la partida que dará inicio a una relación que marcará el destino del protagonista.

María Angélica Bosco también abordó el ajedrez como tema en el relato “Enroque al odio”; en él Marcos planea un crimen que está apunto de concretar, sin embargo de victimario para a ser la víctima en un enroque trágico.

Una partida de ajedrez entre el comisario Laurenzi y Daniel Hernández le sirve a Rodolfo Walsh para narrar uno de los mejores cuentos policiales sobre ajedrez escritos en español: “Zugzwang”. La historia de dos hombres que juegan una partida de ajedrez por correspondencia y el final de ese juego derivará en un asesinato.

Termina aquí también la partida entre el ajedrez y la literatura.

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