EL ESTANCIERO


La denominada "generación del 80" tuvo una importancia central en la constitución de cierta imagen de la literatura argentina. La literatura legitimada por una clase que sentía que allí también se estaba construyendo una nación.

Esa línea de escritores que viene desde Mansilla, pasa por Cané, Wilde, Lucio V. López y con menos pretensiones sigue por Güiraldes, Borges, culmina en Mujica Láinez y Bioy Casares.

Bioy es el epígono de esa genealogía; es alguien que ocupa un sitio casi incómodo, no en cuanto a su figura de escritor, sino en cuanto a la temática que un escritor de su clase debe abordar. Imposibilitado de escribir sobre el campo, o desechadas las primeras novelas sobre las peripecias de lo social; lo fantástico fue la solución estética que Bioy halló para sortear ese dilema.

Es en sus textos íntimos donde el escritor de clase alta reaparece. En su libro de "Memorias", editado hace unos años, Bioy se explaya a sus anchas sobre los temas habituales de esa genealogía de escritores de la clase patricia argentina: el campo, los viajes, los libros y agrega con insistencia a las mujeres. La foto de tapa de su libro es la imagen no del intelectual, sino la del estanciero típico, con campera, bombachas y montado en su caballo.

Según Daniel Martino, quien se encarga de la edición de los papeles póstumos de Bioy, su diario llega a unas 20.000 páginas. En esas memorias aparece el Bioy cuya capacidad de percepción asombra, cuya inteligencia parece por momentos extravagante; pero también asoma ese Bioy que enuncia desde una posición de escritor su pertenencia a la alta burguesía porteña. Esas marcas suelen verse en algunos pasajes, por ejemplo las observaciones sobre los partidos políticos: "El argentino, al votar, puede elegir entre peronistas o radicales, vale decir entre la catástrofe o la desilusión”.

Llamativo es el pasaje de su diario donde es testigo involuntario de un fusilamiento por parte de un grupo de tareas del Proceso. ¿Cómo contar este hecho terrible que sucede a metros? Bioy elige la distancia, cierta asepsia "...Las cápsulas caían a mi alrededor. Pensé que en esas ocasiones lo más prudente era tirarse cuerpo a tierra; empecé a hacerlo, pero sentí que el momento para eso no había llegado, que con mi cintura frágil quién sabe qué me pasaría si tenía que levantarme apurado y que iba a ensuciarme la ropa; me incorporé, cambié de vereda y caminé apresuradamente..." Obsérvese que la elegancia se sobrepone al peligro, la actitud de dando prevalece sobre el peligro.

Lo que después hace es comparar todo lo vivido con el cine, en el fondo el fusilamiento se parece a una película, eso tan extraño no pasa en la vida de la gente bien. Ser espectador lo pone a uno a salvo de lo que pasa con algunas películas siniestras de la realidad: “Mientras lo vi, me conmovió menos que los (espectáculos) del cine; pero me dejó más triste".

En los diarios de Bioy la impronta de clase y sus preferencias ideológicas son evidentes y esto lo hermana con esa larga genealogía de escritores patricios amantes del chisme y la fina ironía.

Comentarios

Entradas populares