NIÑOS II
Las vivencias del aula en la infancia
están también en este poema de A. Machado: “Con
timbre sonoro y hueco/truena el maestro, un anciano/ mal vestido, enjuto y
seco,/ que lleva un libro en la mano.// Y todo un coro infantil/ va cantando la
lección:/ ‘mil veces ciento, cien mil; mil veces mil, un millón’. Todo esto sucede tras los vidrios de una mañana
fría, otros cristales también empañados atrapan la mirada de los niños según
Lorca: “La tarde equivocada/ se vistió de frío.// Detrás
de los cristales,/ turbios, todos los niños,/ ven convertirse en pájaros/ un
árbol amarillo”.
Lejos del cobijo de los cristales, en la intemperie de la vida
está el “Niño yuntero” de Miguel Hernández, un alegato fuerte contra la
explotación de los niños en el campo: “Empieza a sentir, y siente/ la vida como
una guerra,/ y a dar fatigosamente/ en los huesos de la tierra.// Contar sus
años no sabe,/ y ya sabe que el sudor/ es una corona grave/de sal para el
labrador”.
Un cuento emblemático, pleno de sugerencias y lleno de
hipótesis de lectura es “Teddy” de Salinger. Cuenta la historia de un chico de
10 años especialmente inteligente e intuitivo, que entabla una conversación con
un hombre en un barco. De esta charla salimos convencidos que el entendimiento
y la percepción del chico son excepcionales, y que puede intuir inclusive hasta
el día de su muerte.
Si te ha sorprendido la llegada de un hermano menor, allá en tu
infancia, te identificarás con Quico, el pequeño protagonista de la historia de
Miguel Delibes, “El príncipe destronado”. El niño es el quinto de seis hermanos de
una familia acomodada, que se encuentra desplazado por la venida de la última
niña, Cris, y trata de recuperar el cariño de la familia.
El inventario puede ser copioso, y habrá
historias de niños y niñas en tu memoria que seguramente faltarán aquí.
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