LOS SUICIDAS II

"Morir es un arte, como todo./Yo lo hago excepcionalmente bien...", con esos versos Silvia Plath dejaba claro la seducción que la muerte ejercía sobre ella. La vida de Silvia Plath marcó siempre el contraste de una plenitud externa y una desolación interior. La hipersensibilidad y su extremada fragilidad eran una combinación letal para la vida. Una noche de 1963, mientras sus hijos dormían, introdujo su cabeza en el horno de su cocina y abrió el gas; terminó así una obra de una belleza trágica inusual que había construido durante 31 años.
Si hubo un escritor que entendía que la vida era pura acción ese fue Ernest Hemingway, el autor de "El viejo y el mar". Amante de las fiestas, corresponsal de guerra, aficionado como pocos a la caza y a la pesca. Dueño de una prosa que hizo escuela y de historias que demuestran que el hombre puede ser derrotado, pero no destruido.
Ése hombre vital, sin embargo terminó repitiendo una historia familiar. En su vejez el destino no le fue pródigo Tenía trastornos nerviosos, problemas en la vista que amenazaban con dejarlo ciego, y ya no era capaz de escribir. Los estados paranoicos eran cada vez más intensos, y al parecer los electroshocks terminaron por minar aquella luminosa inteligencia. En la madrugada del día 2 de julio de 1961, Ernest Hemingway abandonó el dormitorio de su casa en Idaho y se disparó un tiro de escopeta en la cabeza, cerraba así el círculo que había comenzado décadas atrás su padre.
Yukio Mishima era dueño de una personalidad extraña, delirante. Soñaba con el Japón imperial de guerreros invencibles; sin embargo le tocó presenciar la derrota nipona en la Segunda Guerra Mundial.
Mishima escribió obras memorables como "Confesiones de una máscara", formó una extraña organización paramilitar que reivindicaba las ancestrales tradiciones guerreras japonesas. Se dio el lujo de tomar por asalto un cuartel del ejército, arengar a las tropas y luego se suicidó haciéndose el harakiri. Tenía 45 años y un exagerado destino trágico casi emparentado con el patetismo.
Uno de los pocos escritores que narró cabalmente el mundo quechua, su marginación, su explotación fue el peruano José María Arguedas. La depresión lo acompañó siempre alternándose con ciclos de creación, en los que escribió obras magníficas, como "Todas las sangres". Bregó por una sociedad peruana más justa, porque se entendiera al indio y se lo integrara definitivamente. Sin embargo, la lucha terminó el 28 de noviembre de 69, un tiro en la sien puso punto final al escritor que mejor entendió el mundo indígena del Perú.
La sátira, el sarcasmo, la violencia, la soledad son algunas características de la obra del escritor polaco Jerzy Kosinski, autor de "Desde el jardín" y del guión de la película que le dio fama mundial.
Kosinski no pudo nunca reconciliarse con la humanidad después de padecer durante su infancia los horrores del nazismo y luego la dominación soviética. Miembro de una extraña sociedad secreta que perfeccionaba "técnicas del bien morir", terminó graduándose en 1991 cuando introdujo, mientras se bañaba, una bolsa de plástico en su cabeza.

nestorio_62@yahoo.com.ar

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