MISERIAS Y VILLANÍAS
Se puede ser un canalla y al mismo tiempo un gran artista; una mala persona con un gran talento para el arte. A mucha gente les cuesta entender, les cuesta creer que aquella persona capaz de crear belleza estética en cualquier disciplina artística no sea el reflejo de lo que creó. Hay ejemplos innumerables en la pintura (Picasso golpeando a sus innumerables mujeres), en la música (Wagner y su visceral racismo) y también en la literatura.
Estas líneas surgen luego de la lectura de algunos aspectos biográficos de Lois Ferdinand Celine. Este médico francés fue un feroz antisemita, simpatizante de Hitler, que luego de la guerra tuvo que exiliarse en el norte de Europa y pudo volver a Francia casi al final de su vida.
Los escritos antisemitas de Celine son terribles, dignos de un fanático del odio; sin embargo "Viaje al fin de la noche" es una novela insoslayable en la historia de la literatura francesa del siglo XX, y por qué no en la historia literaria mundial. Esa densa y fascinante novela salva a Celine para la literatura y deja en un lugar muy secundario la catadura moral del hombre que la escribió.
Otro francés, Francois Villon, delincuente, salteador de caminos, convicto por homicidio, se salvó de la horca gracias a la intervención de sus amigos, ese hombre es uno de los mayores poetas de Francia.
Hace unos años un escritor austríaco de quien he olvidado el nombre fue condenado por asesinato, cumplió su condena y ahora está nuevamente sospechado de otro homicidio, aunque él insiste en su inocencia.
El martes 29 de enero fue ejecutado en California Stephen Wayne Anderson, un asesino convicto que se convirtió durante los años de cárcel en un poeta y dramaturgo de éxito.
Los ejemplos anteriores son casos extremos; pero hay situaciones generadas por escritores que se las podría calificar de incómodas. Es el caso de Lewis Carroll, el creador de "Alicia en el país de las maravillas", un clásico de la literatura infantil. Las últimas investigaciones revelan que Carroll tenía "debilidad" por fotografiar niñas desnudas y que esa afición le trajo varios inconvenientes en la pacata sociedad victoriana de la época.
Se han publicado los diarios íntimos de Bioy Casares, el autor de "La invención de Morel". Interesa subrayar sólo un aspecto: en muchas de las conversaciones de Bioy con Borges, uno no puede hacer otra cosa más que indignarse. Borges es cruel e hipócrita con la mayoría de sus colegas contemporáneos, descubrimos un Borges chismoso y burlesco. Con razón uno entiende por qué los escritores de su tiempo no le tenían mucha estima. A esto también debemos agregar sus declaraciones políticas, entre ellas sus loas a Videla y a las autoridades del Proceso.
El talento artístico no tiene moral, entendida ésta como un conjunto de normas marcadas por las sociedades en diferentes épocas. La moral es patrimonio de los hombres en sociedad; la obra artística en muchísimos casos redime a su creador y oculta sus miserias

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