UN OFICIO SIN ESCUELA
Cuando uno tiene 18 años imagina a la universidad como el Oráculo de Delfos, de allí saldrá resuelto nuestro porvenir. Basta elegir la carrera, terminarla y luego dedicarse a lo que nos ha costado tanto conseguir. Esto sucede con algunas profesiones como la de abogado, médico, contador, ingeniero, etc.
Hay otros oficios que tienen menos suerte, o se mueven en un lugar incierto, son aquellas profesiones que tienen que ver con el arte. Si uno sigue cierta lógica dirá que alguien que quiere ser pintora va a Bellas Artes, bailarín a la Escuela de Danzas, actriz a la Escuela de Arte Dramático.
La lógica se rompe en el caso que la o el joven quiera ser escritor, porque la realidad demuestra que de las facultades de letras salen profesores, críticos, artistas del hambre, pero escasos escritores.
No hay facultades de escritores, entonces ¿dónde ir? Algunos lo intentan con los talleres literarios, pero como dijo un escritor amigo "los talleres a veces ayudan a los escritores; pero no hacen escritor a nadie". Es decir que un poeta, un narrador o un dramaturgo deben hacerse a sí mismos, desde una patética soledad.
Muchos de los grandes escritores lo han sido en las horas libres que dejaban otras profesiones que a veces pocos puntos de contacto tienen con la literatura. Macedonio Fernández era abogado, aunque ejerció poco y nada. El poeta Fernández Moreno era médico; Robbe-Grillet, uno de los fundadores de la "nueva novela" francesa, es agrónomo; esto le dio pie al crítico español Guillermo de Torre para denostar al francés con una célebre frase: "Robbe-Grillet es un ingeniero agrónomo extraviado en el campo de la literatura".
Borges se jactaba de poseer " un vago bachillerato ginebrino"; Piglia, el autor de "Plata Quemada" es profesor de historia; también profesor, pero de francés fue Antonio Machado; Gabriela Mistral, maestra; el notable poeta Roberto Juarroz, bibliotecario; Héctor Tizón es juez en su amada Jujuy.
La mayoría de los escritores suele provenir de otra profesión que hace de la escritura su actividad central, el periodismo. Fueron periodistas Sarmiento, Arlt, Rubén Darío, Hemingway, Haroldo Conti, Dino Buzzatti; lo son el español Pérez Reverte, García Márquez y el ahora premiado Eloy Martínez.
Al parecer esta profesión es la mejor plataforma de lanzamiento de los escritores, algunos de ellos la siguen venerando y hacen un verdadero culto al ejercicio del periodismo; otros, alcanzado el éxito literario, confiesan su desamor por las redacciones, los cierres, volantas y copetes.
Pocos casos en la historia de la literatura como el de Miguel Hernández, poeta español. Hernández era pastor de cabras en su Orihuela natal. Descubierto por Jiménez y Neruda, deciden llevárselo a Madrid. Neruda habla con un amigo que es ministro para que le dé algún cargo "fantasma" y así Miguel pudiese seguir escribiendo poemas. El ministro accede, lo cita y le ofrece diferentes empleos; Miguel Hernández manifiesta indecisión y una creciente incomodidad, finalmente le dice al ministro que él no sabe hacer nada de lo que le ofrece, pero si "usted, señor ministro, tiene un hato de cabras con gusto se lo cuido".

Comentarios

Entradas populares