Cafés de Buenos Aires I
"Sobre tus mesas que nunca preguntan/ lloré una tarde el primer desengaño..." Estos versos de Discépolo condensan el sentir del hombre de la ciudad, y sobre todo de Buenos Aires. El café ocupaba un espacio vital en la cotidianeidad de la gente.
El tango ha vanagloriado al café porque su filosofía concuerda en mucho con la filosofía cafetera. "Cafetín de Buenos Aires" es una buena síntesis del maridaje entre estos locales y el hombre ciudadano.
Los tradicionales negocios de café han sido, y algunos todavía lo son, muy importantes en muchas ciudades de Argentina. Aquí sólo entraremos un momento a aquellos cafés en donde algún literato ha compartido su taza con las musas.
En Brasil y Defensa, frente al Parque Lezama se encuentra el café "Británico". Fue fundado en 1928 y desde ese momento permanece abierto y con muy pocas reformas. Cuando Ernesto Sábato escribía su novela más famosa, "Sobre héroes y tumbas", que transcurre en parte en el Lezama, venía frecuentemente al café y algunos aseguran que casi toda la novela la escribió en una de sus mesas.
En Callao y Rivadavia estuvo hasta 1997, el señorial café y confitería "El Molino" cuyo edificio aún hoy, pese al deterioro, causa asombro. Leopoldo Lugones concurría a beber los copetines que se preparaban en ese lugar. "Las chicas de Flores tienen los ojos dulces, como las almendras azucaradas de la Confitería del Molino", escribió Oliverio Girondo, quien fuera otro de sus asiduos concurrentes. También allí Roberto Arlt, un incansable visitante de cafés, escribió parte de sus "Aguafuertes Porteñas".
El café cultural por excelencia de Buenos Aires es el "Tortoni", sentado en una de sus mesas puede uno admirar la majestuosidad de su decoración, los innumerables cuadros de pintores famosos, clientes del lugar, las plaquetas con las mesas preferidas por los escritores. El "Tortoni" es además un símbolo de la Avenida de Mayo, ya que abrió sus puertas en 1893, cuando esta tradicional arteria recién se inauguraba.
En 1926 se fundó la "Peña del Tortoni", un lugar de encuentro entre literatos, músicos y artistas plásticos, que contribuyó a darle fama al lugar. Por esa peña pasaron Roberto Arlt, cuando no, Raúl Scalabrini Ortiz, Conrado Nalé Roxlo, Leopoldo Marechal; Raúl González Tunón, Baldomero Fernández Moreno y Alfonsina Storni, para escándalo de la época que no podía concebir que una mujer estuviera hasta tan tarde en un café rodeada de hombres. Borges no concurría a la peña pero siempre que andaba por el café pedía una Indian Tonic Cunnington.
Muchos intelectuales hispánicos de paso por nuestro país fueron clientes del lugar. Algunos de los que saborearon su exquisito café fueron el filósofo Ortega y Gasset, célebre por aquella frase "argentinos, a las cosas"; Ramón del Valle Inclán, el autor de "Tirano Banderas"; el poeta y dramaturgo Federico García Lorca y don Miguel de Unamuno.
La lista de cafés literarios es extensa, pero hoy dejamos acá. En estos días fríos, este amanuense opina que no hay nada mejor que un exquisito café y un buen libro, a ellos voy.

El interior del café Tortoni en Avda. de Mayo.

Comentarios

Entradas populares