Cafés de Buenos Aires II
La calle Corrientes es sinónimo cultural de Buenos Aires. Por supuesto, en esta época de crisis nacional, nada es lo que era, y hoy Corrientes es un pálido reflejo de lo que alguna vez fue: "la calle que nunca duerme", como decían los tangueros.
En esta calle hubo una serie de cafés con mucha tradición, lamentablemente muchos cerraron y otros se reformaron para darle un aspecto más actual, aunque de dudoso gusto.
Éste es el caso del bar "La Paz", ubicado en Corrientes y Montevideo, verdadero símbolo de la década del 60' y comienzo de los 70'. El movimiento hippie vernáculo con sus ondas de amor y paz, y la idea de cambiar el mundo poblaron sus mesas durante más de diez años. A este café concurrían en esa época de efervescencia política y literaria David Viñas; Ricardo Piglia; Rodolfo Walsh y tantos otros.
Otro bar de estirpe un tanto más tanguera fue el "Domínguez", ya desaparecido, fue el primer café 24 horas de Buenos Aires, estuvo ubicado en Corrientes y Paraná. Muchos poetas del tango se dieron cita en este café, como Celedonio Flores; también Enrique Cadícamo era un cliente del lugar.
El "Café Japonés" debe su fama literaria a Roberto Arlt, quien lo extrajo del anonimato al incluirlo en su novela "Los siete locos". En sus mesas Erdosain mitigaba sus penas frente a una taza de café ante las miradas de cocheros y rufianes.
En la típica esquina tanguera de Corrientes y Esmeralda estuvo el "Bar de Rosendo". Éste fue un típico bar de periodistas y literatos, José S. Álvarez (Fray Mocho) junto a otro grupo de amigos gestaron en sus mesas la aparición de la revista "Caras y Caretas.
El café "Los Inmortales" estaba en Corrientes y Suipacha y se reunía la plana mayor de la bohemia literaria de comienzos del siglo XX. Anteriormente se llamaba "Café Brasil" pero gracias a la ocurrencia de Florencio Sánchez y Evaristo Carriego, quienes le otorgaron la nueva denominación, porque los clientes nunca comían, y por tal motivo, debían ser "inmortales"... También andaban por allí José Ingenieros y Horacio Quiroga.
El "Royal Keller" ubicado en Corrientes y Esmeralda da cobijo al grupo "martinfierrista". Allí se lee y se discute sobre las novedades literarias y las propias creaciones. También concurre, aunque mira de lejos a los nuevos literatos, Baldomero Fernández Moreno; otro habitué es Rega Molina que tiene buena acogida entre los nuevos poetas y prosistas.
La confitería "Richmond" sigue ubicada en Florida y Corrientes. Desde siempre, supo ser un café literario; frecuentaban el lugar Horacio Quiroga, Héctor Blomberg y A. Gerchunoff. Luego el sitio fue ocupado por los poetas de la vanguardia como Borges, Evar Méndez, Oliverio Girondo, Macedonio Fernández, Ricardo Güiraldes, González Tuñón, Marechal.
Aquí termina este imaginario recorrido por algunos cafés de Buenos Aires, ámbitos donde la amistad, las ideas, el amor, las letras, la música tuvieron su escenario y escenografía precisa, todo ello envuelto en el aroma penetrante del café.

Café "Los inmortales", en la década del '10.


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