ARCO IRIS

En el principio fue la poesía, y la poesía se hizo palabra y habitó entre nosotros. En ese arco iris vital que es nuestra vida, la poesía la recorre como una minúscula gota deslizándose por ese tobogán de colores. Está presente aunque confesemos que contadas veces leímos un poema.Presente al final ya que siempre habrá algún epitafio escrito o no escrito pero que perdura en la memoria de alguna persona querida. Presente al comienzo, claro, el comienzo es más dulce.

Está ligado a las voces de una madre, de las tías, abuelas o hermanas. Tiene que ver con nuestra puerta de entrada al sueño; esas pequeñas melodías, las canciones de cuna, son el primer contacto con el misterio de la poesía. Pequeñas joyas transmitidas de boca en boca a lo largo de generaciones, se graban en nuestra memoria con una impronta de fuego. "Arrorró mi niño/arrorró mi sol/arrorró pedazo/ de mi corazón", quién no la recuerda y la repite.

Las nanas son numerosísimas en todo el mundo hispánico. Hay algunas muy bellas como esta de Costa Rica que no resisto la tentación de citar: " Una niña tengo/chiquita y bonita/que no tiene sueño/ y a mí me lo quita./ Yo quiero dormirla,/dormirla quisiera. /Ella abre los ojos/y juega que juega."

Después, en la infancia llegan los juegos; aunque ahora la infancia sea menos de juegos colectivos y más de solitarios divertimentos frente al televisor o la computadora. Sin embargo las rondas resisten, llevan siglos de existencia saltando de país en país, modificándose constantemente para darle alegría a nuestra infancia. ¿Quién no recuerda "La farolera" o el "Antón perulero"?

Juegos donde los varones a regañadientes participábamos no porque no nos gustaran, sino porque eran "juegos de niñas". En esos divertimentos poca atención les brindábamos al contenido de las letras, interesaban más las acciones y alguna niña que nos aceleraba el pulso. Si eso sucedía nada mejor que jugar a "Estaba la paloma blanca/sentada en un verde limón;/con el pico cortaba la rama,/de la rama cortaba una flor"...y después seguía la parte más interesante.

Seguro que muchos lectores y lectoras recordarán también "Aserrín, aserrán/los maderos de San Juan"; creía de chico que se refería a la provincia cuyana y daba por descontado que en San Juan había mucha madera.

Los romances fueron los primeros poemas netamente populares que circularon por toda España, de allí pasaron a América donde siguieron modificándose al gusto de la gente. Algunos todavía hablan de un pasado guerrero, pero alterado de acuerdo con el país y la época. Estos romances los cantaban las chicas mientras jugaban con las manos, los varones aquí mirábamos de lejos. Imagino que alguien rememorará "Estaba Catalinita/sentada bajo un laurel,/ con los pies en la frescura/viendo las aguas correr./En eso pasó un soldado..."

El hilo de la memoria nos lleva hacia nuestra infancia, hacia las canciones que nos cantaban y que luego cantamos, hacia los juegos cuyos ritmos estaban marcados por las palabras. Ritmos, música, palabras, flechas hacia el blanco de la poesía, flechas que vienen volando desde los albores del mundo.

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