QUEDARSE

"Pinta tu aldea y pintarás el mundo" dice, en traducción libre, la frase acuñada por el ruso León Tolstoi. A la que habría que complementarla con: "si te quedas en tu aldea pocos sabrán de tu pintura", sobre todo en nuestro país de centralismo tan marcado, como lo hemos expuesto hace algunas semanas.

Sí, los que se quedan terminan pagando el precio de un reconocimiento tardío o la ignorancia por parte del resto del país; o bien tienen una valorización regional o provincial con la que muchos autores y autoras se contentan. Quedarse implica resistir, implica un lugar único para escribir y desde allí hacer literatura sabiendo que se lucha contra los molinos de viento del silencio.

Son opciones, vivir se torna para estos escritores y escritoras en "El" lugar en el mundo, y sin ese lugar todo tiene poco sentido, incluso la literatura. Toparse con sus libros, casi siempre de tiradas reducidas, muchas veces artesanales suele producirse como un casual encuentro de dos amigos en Tánger, algo tan difícil... Pero siempre hay oportunidades y allí aparecen determinadas joyas ocultas que bien valen el esfuerzo de tan afanosa búsqueda.

Juan Carlos Dávalos es salteño, creció entre cerros, riachos y quebradas. Sus versos y relatos retratan, a veces con humor e ironía, los ambientes y paisajes norteños y la vida, los conflictos y las costumbres de sus personajes. “Los casos del zorro” es una de sus obras más difundidas.

Juan Draghi Lucero es probablemente uno de los escritores más representativos de Cuyo. Abarcó todos los géneros: la investigación, el ensayo, la poesía, el cuento, la novela y el teatro. Merece destacarse su ya famoso libro "Las mil y una noches argentinas".




Luis Franco, poeta y narrador catamarqueño, poseedor de una vida novelesca, de día cultivaba la tierra en su pueblo, Belén, y de noche leía y escribía. De producción copiosa, dejó una gran cantidad de volúmenes inéditos. Era admirado por Lugones Y Arlt, nada menos.



José Escol Prado, escritor y periodista pampeano, tuvo el mérito de publicar la primera novela de tema y ambiente del lugar reconocida, "Pare...y largue!", además de numerosas obras y ensayos sobre su provincia.

Fausto Burgos se llamaba a sí mismo "el Balzac de la literatura argentina", por la fecundidad de su trabajo que se reflejó en numerosos ensayos, artículos, poemas, cuentos y novelas. Vivió casi 40 años en San Rafael (Mza) donde trabajó como profesor y periodista.

Juan Filloy, cordobés, necesitó cumplir 100 años para que el país pusiera atención en su dilatada y excelente obra, antes era conocido de unos pocos. Filloy manejó como muy pocos la parodia, e influyó en grandes escritores argentinos como Marechal y Cortázar.

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