LA NOVELA EPISTOLAR

Y llegamos a la última forma de la carta, cuando es netamente literaria e integra ya un cuento o una novela o una obra teatral. Aquí ya no hay carta en el sentido estricto, es la parodia de una forma vuelta literatura. Es curioso que hoy cuando se escriben pocas cartas siguen apareciendo narraciones cuyo eje central son este tipo de textos.

La carta como forma literaria se difunde ante el gran público en el siglo XVIII, es en esta época cuando la novela epistolar alcanzó un verdadero furor. Las cartas les permitían a los personajes contarse verdades íntimas ante un destinatario indiscreto, el público.

Ese siglo dio grandes novelas dentro del género epistolar, entre ellas cómo no mencionar "Las relaciones peligrosas", de Choderlos de Laclos, llevada al cine en varias oportunidades y que retrata la decadencia moral de un mundo aristocrático que se derrumbaba.

En ese mismo siglo, pero anticipando el movimiento romántico, Goethe publica "Las penas del joven Werther", novela epistolar que termina con el suicidio del héroe y que fue imitada en toda Europa. Por su influencia en la época merecen ser citadas también "La nueva Eloísa", de Rousseau y "Pamela" de Richardson, novelas que aún hoy pueden leerse pese a cierto exceso de artificio.

El romanticismo fue tierra propicia donde abonó este género, sobre todo la vertiente gótica con una novela fundacional "Drácula" de Bram Stocker, novela que relata la historia de un conde rumano y su vampirismo ya conocido por todos. Menos conocida es la novela epistolar de Jane Austen, "Lady Susan".

Publicada en 1938, "Paradero desconocido" de Katherine Taylor, es el relato epistolar de dos jóvenes, un alemán y un judío y puede leerse como una anticipación lúcida de la atmósfera del nazismo.

La lista de autores contemporáneos que han optado por la carta como forma narrativa es extensa. Alice Walker escribió "El color púrpura", también llevada al cine, esta novela epistolar relata la vida de dos hermanas negras.

En la actualidad quien utilizó muy bien la carta en sus cuentos fue Julio Cortázar, entre ellos podemos destacar "Lejana" y "Sobremesa". Maestría en los tonos, el estilo y la parodia cursilesca son las cartas de Nené incluidas en "Boquitas pintadas" de Manuel Puig.

No hace mucho tiempo el peruano Alfredo Bryce Echenique publicó "La amigdalitis de Tarzán", una novela epistolar donde el humor y el amor entretejen una historia memorable. Otro peruano, Jaime Bayly publicó este año "Los amigos que perdí", novela en la que el narrador escribe cartas a sus amistades truncas y lejanas.

Antonio Tabucchi, creador de algunas excelentes narraciones aparecidas en las últimas décadas escribió "Se está haciendo cada vez más tarde", una serie de 17 cartas en el que intenta una vuelta de tuerca con el género epistolar.

Llama la atención que en nuestra época, autores renombrados se inclinen por un género que teóricamente ha dado ya lo mejor de sí, en un momento en que la carta es una costumbre ya casi perdida. Sin embargo, la literatura rescata la forma en lo esencial, como transmisora de las pasiones humanas.

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