¿GENER@?

Las lenguas son una construcción colectiva de los hablantes. Tienen cierta lógica interna, pero distan mucho de una coherencia diamantina. Pero como en todo sistema hay reglas, hay elementos que cumplen determinada función que no se pueden pasar por alto.

Los cambios más frecuentes que sufren las lenguas tienen que ver con las palabras. Se complica por la incidencia en el corazón mismo del idioma cuando los cambios provienen desde la sintaxis, que es la manera en cómo formamos la frase y desde la morfología, las formas que tienen las palabras.
En lengua las categorías de género no hay que asociarlas a las categorías de sexo, de macho, hembra. Masculino o femenino son términos lingüísticos que no se tienen por qué corresponder con el referente al que designan. De hecho en alemán la palabra que designa al sol es femenina y la que nombra la luna es masculina.
Los denominados estudios del género, estudios de reivindicación de la mujer en todos los órdenes que este escriba adhiere; también contaminan la gramática y en nombre de lo ahora políticamente correcto comienzan a realizar incoherencias lingüísticas que no siempre reflejan una consideración hacia la mujer; pero sí afectan en parte la estructura misma del idioma con la premisa de que hay en las lenguas tintes machistas.
Así vemos que todas las terminaciones de sustantivos en "e" que son por regla gramatical invariables y por lo tanto sirven para uno u otro género, resulta que ahora hay que agregarles una "a" cuando se trata de mujeres. Es decir que en vez de decir correctamente "La intendente local... o la presidente del club... etc." Uno tiene que hablar de intendenta y presidenta y se pregunta para qué cuernos están los artículos.
Y para conservar un mínimo de coherencia, quizás habría que hacer lo mismo con los adjetivos de igual terminación "e". ¿Se imaginan leer algo así? "La presidenta flamanta del partido..." o "una estudianta brillanta".
Ahora también han resuelto crear nuevos atajos y para designar en forma colectiva tanto a hombres como mujeres, algunos no han tenido mejor idea que en vez de una vocal poner el signo de la arroba, lo que ya se transforma en un verdadero esperpento gramatical. Así que ahora en vez de hablar de "Los chicos y las chicas" uno debe escribir "l@s chic@s" que quiere decir lo mismo(?).
Estos extravíos más tienen que ver con asociar a las palabras connotaciones que no están en la gramática sino en la gente que las usa. Es cierto que si queremos ver un tinte "machista" en el español, lo hay. Por ejemplo en hacer en masculino los plurales generalizadores como es el caso de "los alumnos" para designar tanto a alumnos mujeres como hombres.
No debe sorprendernos debido a la larga tradición que tienen las lenguas y el papel jugado por el varón en todas las sociedades. Pero esto se puede resolver fácilmente individualizándolas por género con su correspondiente artículo: "Los alumnos y las alumnas" y ya está. La lengua no necesita de esperpentos idiomáticos para apoyar una reivindicación justa pero que no pasa esencialmente por su territorio.

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