QUIJOTADAS II

El Quijote por DAlí
Decíamos en la columna anterior que no estaría mal compartir algunas notas sueltas sobre “el Quijote”, ahora que se van acallando las fanfarrias de los cuatrocientos años.

  • Un recolector de granos para la corona, un hombre al que le salían mal las cuentas y descubierto visitó por algunos periodos la cárcel. Algunos hechos delictivos de Cervantes siempre han sido soslayados, seguramente porque es poco edificante erigirlo como el emblema de la hispanidad y mostrar su lado oscuro, como si esas sombras le restaran mérito a sus escritos.
  • Cierto sector de la crítica extranjera en algún tiempo postuló que Cervantes tenía poca conciencia de lo que realmente estaba haciendo, que quiso hacer una cosa y le salió, por causalidad, digamos, una obra genial, como de carambola. Esta aseveración, absurda por donde se la mire, tuvo su eco en muchos estudiosos españoles ansiosos de ser profesores visitantes en universidades extranjeras.
  • Cada época lee al “Quijote” desde una determinada matriz temporal. En algún período se lo leyó en clave filosófica: realismo (Sancho), opuesto al Idealismo (don Quijote). En otro momento se quiso ver al dúo protagónico como la síntesis de lo auténticamente español, también representaron el saber popular (Sancho) y el saber libresco (don Quijote). Cada lectura del Quijote son pequeños matices cromáticos en el calidoscopio de la obra.
  • Un “outsider” era Cervantes, alguien que entraba esporádicamente en el campo literario y luego salía sin saber cuándo retornaría. Un soldado, manco y orgulloso de su mano inútil, un empleado de diversos oficios para sobrevivir, alguien que ya viejo tiene mucho “mundo” para contar, un lector omnívoro, un hombre que había meditado mucho sobre ese prodigio de construir realidades con palabras que aún no se llamaba literatura.
    El quijote por Dalí
  • El Quijote es además un libro sobre la ficción, sobre la invención, palabra muy cervantina. En sus páginas desfila gran parte de la literatura de su tiempo. La novela de caballerías, la novela pastoril, la picaresca, la novela morisca, la sentimental, la poesía, el teatro. Las formas literarias ingresan en ese artefacto simbólico y lo que sale no es un pastiche, es un prodigio.
  • Un libro sobre los libros, una ficción dentro de la ficción, un personaje literario que se sabe protagonista de un libro que es efectivamente concreto, “real”. El Quijote es el laboratorio de experimentación del que saldrá la novela moderna.
  • ¿Qué quiere experimentar Cervantes? Quizás, qué cosas caen en el territorio de la ficción y qué cosas no, cuáles son los límites de esa ficción, hasta dónde se puede ficcionalizar con verosimilitud. Las preguntas de Cervantes indagan el ojo mismo del huracán literario. La respuesta es el Quijote.
  • “Yo he abierto con mis novelas un camino, por do la lengua castellana puede mostrar con propiedad un desatino”. Esto no es pedantería, es plena conciencia que estaba haciendo algo nuevo, diferente, en un género—la novela—que se esbozaba ya como el género de la Modernidad.
  • “Mostrar con propiedad un desatino” ¿no es eso la literatura misma?

Comentarios

Entradas populares