¿QUÉ ES?

palimpsesto de Cicerón
"Manifesto antiguo que conserva huellas de una escritura anterior que fue borrada para poder escribir en él otro texto". Ésta es una de las definiciones de palimpsesto. Estas líneas pretenden contestar una pregunta repetida sobre el título de la columna.

Un poco de historia. La operación denominada palimpsesto surge por necesidad; en la antigüedad todo soporte para escribir era escaso y preciado, así las tablillas, los papiros, los pergaminos, los primeros papeles. Había que ahorrarlos, entonces ante la necesidad de dejar por escrito algo y no contar con más material para hacerlo se decidía borrar la escritura que se juzgaba menos importante en ese momento y realizar la nueva escritura.

Pero los materiales con los que se hacía la escritura y los soportes donde ella se volcaba no eran fáciles de borrar, como resultado siempre quedaba una huella de lo borrado en la escritura presente. Con la llegada masiva del papel y de la imprenta los palimpsestos ya no tenían razón de ser.

Un palimpsesto comprende como mínimo dos escrituras sobre una misma superficie; además es una actividad si se quiere imperfecta, porque en la escritura más reciente se puede percibir los restos de la anterior. Todo palimpsesto es un híbrido. Muestra simultáneamente dos tiempos, dos voces que pueden ser muy diferentes. Muestra la tensión entre lo actual y lo que ha ido quedando atrás pero que siempre vuelve a resurgir.

Gérard Genette, el crítico francés, escribió todo un libro con este título. Para él, un palimpsesto es todo texto que muestra los ecos de uno anterior. La repetición puede tener diversas formas: imitación, prolongación, transformación y varias categorías más.

Toda escritura por más personal que sea, es siempre el eco de otras voces. La originalidad es un concepto borroso y limitado; en un sentido estricto nadie es ya original, es impensable después de tantos siglos de escritura.

Uno escribe con el idioma que otros forjaron, con el estilo que se ha ido amasando a través de los años. La tradición es la jaula en la que buscamos alguna brizna de originalidad.

Uno escribe luchando para lograr un pálido acercamiento a los escritores que amamos, uno escribe contra el estilo hipnótico de ciertos escritores, estilo del que se huye como la peste para no perecer en él.

Uno es la suma de sus lecturas, las lecturas directas y las otras, las que leyeron los que leemos. Leemos la poesía oriental cuando leemos a Octavio Paz; leemos a los nórdicos cuando leemos a Borges, a Platón en San Agustín, a Japón en Ishiguro, a Arlt en Onetti, a Kafka en Buzatti. La lista no tiene fin.

Esta columna que pretende simplemente ser un eco de voces de la literatura, un anecdotario que ilumina en algo a los autores de los libros que nos deslumbraron, está construida de retazos, de citas, de glosas, de otros que escriben y que este amanuense intenta traducir.

Un palimpsesto donde lo importante son las huellas que otros dejaron en la superficie del texto que ahora estás leyendo.
(Imagen: palimpsesto de Cicerón)

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