PAVESE


Hay lecturas que son como anteojos, comenzamos a ver todo desde la óptica de la obra que leímos; éstas son sin duda las páginas inolvidables, las que nos revelan, años después, las mínimas circunstancias en que esa revelación se produjo. Césare Pavese (1908-1950) es uno de esos autores que modificó mi concepción de literatura y siempre con el tiempo algo hay en Pavese que me sale al encuentro. Hace pocos días en los pasillos de una facultad un joven leía, aislado del mundo que circulaba a un metro de él, un libro. Mi curiosidad me llevó a preguntarle cuán poderosa era la historia para permanecer fuera de ese espacio y de ese tiempo; la respuesta fue “El bello verano” de Pavese.

Sorprendido por la coincidencia, también a mí a su edad me había impactado la obra del italiano; recordé otra, hace mucho tiempo en un sendero perdido de mi pueblo, leí, sorprendido, “vendrá la muerte y tendrá tus ojos”...ese verso famoso de Pavese. Coincidencias y olvido. Su obra hoy es apenas leída, y sin embargo la huella de Pavese en la Argentina fue profunda., traducido por Rodolfo Alonso, Hugo Gola, fue leído con avidez en la década del 50 y los 60, para luego paulatinamente entrar en un cono de sombras.

Muchos escritores manifiestan su admiración por Pavese, entre ellos Álvaro Abós, Mayra Montero, Elías Canetti, Calvino. En algunos, por ejemplo Saer, es impensable su concepción estética sin la influencia del escritor piamontés.

Sus nueve novelas son una verdadera comedia humana, uno de los ciclos narrativos más densos y dramáticos de la narrativa italiana y uno de los más importantes en la descripción de ambientes sociales. La vida de la pequeña burguesía urbana y campesina, las miserias y bondades del piamonte rural y urbano, sobre todo Turín. Sus personajes viven siempre la angustia de la soledad, y en algunos casos cuando logran saltar ese difícil vallado, viene la desazón por todo contacto humano. La incomunicación, que lo torturaba en su propia vida, se vuelve un tema recurrente en sus narraciones.

La columna vertebral de toda la obra de Pavese pasa por transformar instantes de experiencia en instantes de absoluto; tener y hacer un estilo y ser ese estilo. Por eso sus reflexiones y estudios en torno al mito serán fundamentales para cimentar su estética. A lo largo de su vida buscará transformar lo irracional, lo mítico en claridad, en literatura, como una operación catártica. Esto tiene sus riesgos, porque una vez que se ha hecho luz sobre los mitos de su propia vida, ¿cómo continuar? ¿qué escribir?

Escribió además ensayo, poesía y dos de los diarios más célebres de la literatura moderna: El oficio de poeta y “El oficio de vivir”. El gran tema de “El oficio de vivir” es cómo se transforma la vida en literatura, cómo se va haciendo escritura; en sus páginas se palpa la heroica resistencia de un hombre contra el suicidio, un ejercicio de autoanálisis en el que vemos una progresiva autodestrucción que terminará con su vida en un viejo hotel turinés en el verano de 1950.

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