TRAICIONES
¿Qué diríamos de un amigo que no cumple la voluntad de otro amigo ya muerto? Seguramente lo censuraríamos. Pero en este caso no tengo ningún prurito en decir: ¡Gracias Max!
Sí, celebro la traición de Max Brod, aquel amigo incondicional de Franz Kafka, que no hizo caso al pedido de éste de "destruir todo", no sólo no lo destruyó, sino que lo publicó todo; bueno casi todo, las partes en las que aparece lo sexual en sus diarios y cartas fueron soslayadas.

Es que el bueno de Max pretendía hacer de su amigo un santo, "de todos los sabios y profetas que pisaron la tierra fue el más silencioso..." llega a exagerar en una de sus novelas pintando a su amigo Franz. Curiosamente Brod, que también era escritor de novelas absurdamente malas, se empeñó en darnos la imagen del Kafka profeta y santo. Para esto invirtió buena parte de sus energías, en cada prólogo a las obras de su amigo, en cada edición.

Y si bien uno reniega de la imagen que pretendía darnos Brod, y hasta sospechamos que no entendió a fondo la importancia de la obra de Kafka en la historia de la literatura, siempre le estaremos agradecidos por su traición; sin Brod no sabríamos nada de Kafka. Sin Kafka la narrativa contemporánea sería seguramente otra cosa.

No pretendo hoy hablar de Kafka, sino de esa actitud de Brod; pero a modo de nota van algunos datos: Franz Kafka nació en Praga en 1883, fue abogado y escritor para sus amigos, quienes lo convencieron de publicar algunos relatos, entre ellos el más famoso "La metamorfosis". Sobre este largo cuento o novela breve hay una anécdota, se dice que Kafka lo envió a una revista cuyo redactor era el autor de "El hombre sin atributos", Robert Musil, quien le dijo que lo publicaría si lo acortaba ya que era muy largo para la revista. Kafka rechazó el pedido.

Franz Kafka muere tuberculoso en un sanatorio en 1924. La mayoría de su familia, tenía tres hermanas menores, murió en los campos de exterminio nazi
En 1925, Brod se las ingenia para publicar la novela más famosa de su amigo "El proceso" con un prólogo donde da su visión del Kafka casi místico y dos cartas del autor que Brod presenta como testamento y donde explica que Kafka "sabía que sus deseos no serían atendidos". ¿Se estaría justificando Max?

La posteridad no ha sido justa con Vario y Tuca, los amigos de Virgilio, otros dos traidores a los que les estaremos siempre agradecidos. Justo el día del comienzo del otoño europeo, ya en sus últimos momentos, en su lecho de enfermo, Virgilio quiere arrojar al fuego los manuscritos de la Eneida, el libro que condensa la civilización romana. Menguado de fuerzas, no puede y les pide a sus dos amigos que cumplan su voluntad, luego muere.

Vario y Tuca no cumplieron el deseo de Virgilio, sino que al igual que Brod, al año siguiente publicaron la Eneida, tal como su autor la había dejado.
Traiciones que provocaron devociones.

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