EPITAFIOS II
Este amanuense no sale de su asombro. Son muchos, por lo que veo, quienes gustan de los epitafios, no digo al punto de coleccionarlos, pero mucha gente recuerda algunos, y me los hicieron llegar, por lo que mi colección sigue creciendo. Una costumbre adoptada en Cuba, refiere que en los encuentros de cantantes de la trova cubana, una de las atracciones es improvisar epitafios y dedicárselos, una especie de payada gauchesca, pero un tanto más lúgubre.

El género del epitafio, tiene muchos cultores y en diferentes países, pongamos por caso en México y España hay concursos con prestigio literario. Es que el epitafio requiere condensación y hondura, además de cierto valor poético, lo que hace muy difícil su escritura.

En una de las lápidas que están en el campo santo de la iglesia de la Santísima Trinidad, en Stratford-on-Avon, se pueden leer estas líneas: "Buen amigo, por Jesús, abstente/de cavar el polvo aquí encerrado./Bendito el hombre que respete estas piedras,/
y maldito el que remueva mis huesos". Se trata del epitafio de William Shakespeare. Según la leyenda es el mismo poeta el autor de estos versos.

Otros poetas también han compuesto sus propios epitafios; es singular el que escribiera el inglés John Keats, autor de "El ruiseñor", todo un ejemplo de condensación y lirismo, dice así: "Aquí yace alguien cuyo nombre se escribió en el agua".

Igual de poético y relacionado con el agua son los versos que el chileno Vicente Huidobro eligió para su tumba: "Aquí yace el poeta Vicente Huidobro/abrid su tumba/debajo de su tumba se ve el mar". Una conciencia desgarrada por la falta de fe, por el ansia de no morirse del todo llevó al ilustre Miguel de Unamuno a estampar «Sólo le pido a Dios que tenga piedad con el alma de este ateo».

La poeta chilena Gabriela Mistral, autora de "Desolación" pidió ser enterrada en su pueblo Monte Grande del Valle de Elqui y en su epitafio se lee "Lo que el alma hace por su cuerpo, es lo que el hombre hace por su pueblo."

El polaco Milosz tiene grabado en su tumba estas esperanzadas palabras: "Entramos en la segunda inocencia,/ en la alegría merecida, reconquistada, consciente".
Más sentenciosos son los versos que estampó en un alejado cementerio de Irlanda William.B. Yeats, premio Nobel de literatura; sobre su lápida puede leerse: "Con una fría mirada/a la vida, a la muerte./¡Jinete, pasa!"

El gran novelista estadounidense Francis Scott Fitzgerald, padre de "El gran Gatsby", dejó escrito para su epitafio: “Estuve borracho muchos años, después me morí”. Otro narrador recientemente fallecido, Camilo José Cela, autor de "la Colmena" durante toda su vida repitió una frase que hizo famosa - hasta convertirla en su epitafio - aquella que dice "quien resiste gana".

Y el último llama la atención, ya que lo escribió uno de los más grandes dramaturgos del teatro francés, Moliere, sin embargo en su epitafio resalta no su labor de escritor, sino la de actor. "Aquí yace Molière el rey de los actores./En estos momentos hace de muerto/y de verdad que lo hace bien."

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